Las pelis sobre la Segunda Guerra Mundial

Luisa Ripoll Alberola
4 min readFeb 7, 2021

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Alemania año cero (Roberto Rossellini, 1948)

Hace unos días escribí una reseña caótica, casi ininteligible, en mi Letterboxd a raíz de mi primer visionado de Alemania año cero, de Roberto Rossellini. He decidido reorganizar mis ideas en el presente artículo.

La Segunda Guerra Mundial (en adelante, IIGM) fue un acontecimiento histórico tan importante a nivel político, ético y social que la industria de la cultura ve en él un filón infinito de reflexión. Cada año se estrenan BASTANTES películas ambientadas en la alemania nazi, o relacionadas con la Shoá de un modo u otro. Me atrevería a decir que es uno de los elementos más explotados en la cultura de masas hoy en día, y todos los temas que de él se derivan: los límites de la bondad humana, la banalidad del mal, el fenómeno totalitarista, etc. Mi propuesta: paraos a analizar cómo las películas de temática IIGM van apareciendo en vuestra vida.

En mi caso, la primera función de este tipo de cine fue educativa. En el colegio me pusieron en diferentes cursos Malditos bastardos, El niño con el pijama de rayas y La lista de Schindler, en las asignaturas de Historia y Religión. Podríamos afirmar que estas forman parte de las pelis más conocidas, más ampliamente difundidas, de esta temática. En todas ellas se pretende mostrar realidades y concienciar (generalmente adquiere gran protagonismo el Holocausto y los campos de concentración). No suelen ser películas del género “bélico” al uso; es decir, el campo de batalla no se muestra como tal, y si lo hace es tangencialmente. Por lo menos a mí no me han puesto en clase pelis del estilo Salvar al soldado Ryan.

Burt Lancaster en ¿Vencedores o vencidos? (Stanley Kramer, 1961), película sobre los Juicios de Núremberg.

Normalmente se narran desde un punto de vista híbrido (es decir, contraponiendo visión y situación de un judío vs. de un nazi de clase acomodada), lo cual genera un cierto maniqueísmo. Así, el objeto de educación ética es claro: no hacen falta muchas interpretaciones posteriores de qué es el bien y el mal. El adolescente reconoce fácilmente que fue un momento aterrador de la historia. El objetivo, por lo tanto, es más de impactar que de profundizar, porque es un tema sin fondo, que ya tendrá que reflexionar el adulto más adelante, cuando cuente con la capacidad.

Así, se hace necesario que, para completar la reflexión, la persona se siga sometiendo a productos culturales de la IIGM. De carácter más realista, totalizador, filosófico. Porque ¿qué es la guerra realmente? ¿Cómo se siente que falte el pan y que las cartillas de racionamiento no sacien el hambre? ¿Qué hace sentir todo ese fuego, todo ese ruido y esa furia? Y cuando acaba la guerra, ¿qué deja? Si confía en las películas del colegio para responder a preguntas de este tipo, seguramente varias queden sin contestar.

Es en las películas de enfoques más completos cuando uno de verdad aprende:
1. Que el análisis histórico de los acontecimientos no es tan sencillo.
2. Que los límites del bien y del mal no están nada claros, y la tarea humana de reconocerlos no es tan fácil.
3. Que la guerra verdaderamente es devastadora, y no tanto porque haga a uno llorar y emocionarse, sino porque suprime calladamente la dignidad y el sentir. Muchas veces eran realidades de austeridad y pobreza infinita que se vivían por dentro; había mil modos de vivir la guerra. El ser humano las asume como vienen y ya está, lo cual es menos catártico en una peli, pero a mí me parece muchísimo más aterrador.

Fotograma de Masacre: Ven y mira (Elem Klímov, 1985)

A lo que quiero llegar es que la clase de películas a las que pertenecen Alemania año cero, ¿Vencedores o vencidos? o Masacre: ven y mira entre otras deberían estar de algún modo accesibles para la formación educativa posterior. No para edades demasiado tempranas, pero sí para adolescentes o jóvenes universitarios (dependiendo de la dureza de la película). Es este segundo modo de enfocar el cine bélico el que más me ha tocado, si bien los largometrajes del primer tipo asentaron para mí el precedente. Hay películas que son verdaderamente increíbles: que encierran realidades muy cercanas a las que se vivieron en dicho momento, de una profundidad antropológica impresionante, de lecciones para toda la vida.

Cuando eres adulto no cuentas con ese guía espiritual y reflexivo que es el docente. Los buenos profesores ponen al alcance del alumno el saber y la verdad, para que no tenga que buscarlos el alumno dando palos de ciego. Siento que yo he llegado a películas tan buenas por azar, más que por educación, y me da pena, porque eso significa que muchos de mis antiguos compañeros probablemente no llegarán hasta ellas nunca.

Ahora que estoy en la universidad valoro muchísimo todo lo que aprendí viendo películas en el colegio. Me doy cuenta de que tienen un sentido, más allá de que fueran un pretexto para perdernos clase. Definitivamente, el cine es una herramienta decisiva para entender la vida, porque ha conseguido la difícil tarea de que comprenda, sin vivirla, qué es la guerra.

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